RESEÑA LIBRO: EL DIACONO
¿Cuánto podemos aprender en nuestras iglesias en cada visita? ¿Cuánto podemos aplicar en nuestras vidas lo que aprendemos en ellas?
Yo diría que hay una infinidad de cosas por aprender; y no todas las enseñanzas provienen del pastor. Hay un ministerio de misericordia en nuestras iglesias que nos enseña muchísimo, hay un grupo de personas que se encargan de cuidarnos y de guiarnos también: nuestros diáconos.
Me parece que poco se habla de ellos, sin embargo hay autores que nos regalan no solo un par de capítulos, sino libros completos dedicados a este ministerio. Uno de ellos es Alexander Strauch con este libro: El Diácono del Nuevo Testamento.
Empezamos su lectura con un análisis de Hechos 6, donde se habla del liderazgo . En este capítulo vamos a encontrar la importancia de la oración y del ministerio de la Palabra; el cual nos introducirá perfectamente y paso a paso al mundo del diácono.
Con el fin de entender el papel del diácono en el Nuevo Testamento, tendremos primero que comprender bien el oficio del Pastor en la iglesia, así que estos capítulos nos ayudarán con eso.
Este capítulo introductorio sobre el Pastorado, nos enseña de entrada por qué razón los Apóstoles no fueron también diáconos, y en su lugar nombraron a siete para que cuidaran de las viudas. Una forma digna de resaltarlo, ya que muchos pensarían que fue porque se sentían superiores, pero no, eran hombres que habían ya aprendido a ser humildes y a no jactarse de nada, además de ser hombres dispuestos a dar su vida por el Evangelio.
Simplemente su misión principal era esa, ir por el mundo a dar a conocer las buenas nuevas. Por ello decidieron nombrar a siete diáconos, hombres sin tacha que pudieran cuidar a los más necesitados.
Más adelante llegamos al análisis de Hechos 4, y de la forma de elegir a los diáconos. Primeramente, debían profesar un amor y preocupación el uno por el otro. Un amor abnegado como el que Jesús quiere ver en su pueblo.
Entre estos capítulos vamos a poder comprender bien la diferencia entre las tareas de un pastor y de un diácono. Sobretodo de cómo se relacionan, cómo se apoyan entre ministerios y de cómo cada uno es tan valioso como el otro.
Aquí me gustaría hacer una pequeña pausa para invitarte, a que si eres parte de una iglesia donde desafortunadamente exista un pastorado autoritario, puedas compartirle este libro. Siempre en amor, nunca como un señalamiento agresivo, pero vale mucho la pena que compartamos el amor y respeto hacia el grupo de liderazgo de una iglesia y esto incluye al diácono.
Por la mitad del libro podremos aprender las raíces griegas y latinas de la palabra “diácono” y los diferentes usos de esta palabra en el Nuevo Testamento. Esta parte puede llegar a ser demasiado técnica pero indispensable para escudriñar nuestra Biblia y poder realizar una mejor exégesis de esta.
Aquí también comenzamos a ver punto por punto los requisitos para ser un diácono. Ya que es un cargo público, debe cumplir con un parámetro intachable públicamente. Sobretodo, yo diría porque como cristianos nuestro mejor testimonio es nuestra actitud. No podemos andar por la vida llamándonos hijos de Dios y señalando los errores y pecados del resto, y al segundo estar hablando con obscenidades, insultos y con actitudes reprochables.
Van a ser unos capítulos de riguroso estudio sobre estos requisitos, mencionados en Timoteo. Lo mejor de esto, es que también estudiaremos la necesidad imperativa de que la familia del diácono cumpla con los requisitos, especialmente su esposa. Esta, en resumidas cuentas tiene que ser: honesta, no calumniadora, sobria y fiel en todo. Creo que además, es una buena lista para toda mujer cristiana.
Para finalizar, el libro tiene un capítulo sobre el significado de la misericordia. ¿Qué es ser misericordioso? ¿Qué tan necesario es? Así que sin más, espero que puedan disfrutar de este capítulo como lo hice yo.
“El Diácono del Nuevo Testamento” es un libro con narrativa muy técnica, ni corto, ni largo…yo diría: justo. No le sobran ni faltan capítulos. Es un libro que nos acerca perfectamente al entendimiento de este gran y misericordioso oficio en nuestras iglesias.
Espero que podamos valorar a nuestros diáconos, así como valoramos a nuestros pastores, espero también que tengamos la oportunidad de regresarles el cariño con el que siempre nos cuidan.
Autora: Priscila Fonseca.
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