LA FORMA CORRECTA DE EVANGELIZAR
El cristianismo se ha desvirtuado de una manera terrible, en muchas de las iglesias de hoy, que ya no existe una preparación previa a la predicación.
Los predicadores desperdician el púlpito contando historias de su vida personal, de viajes, de su familia, o alguna fábula que hayan leído por ahí, para explicar alguna parte de la Escritura, sin entender que la Biblia se interpreta a sí misma.
¡El evangelio de Cristo debe gobernar nuestros sermones!
El evangelio se trata únicamente de la muerte expiatoria y resurrección literal de nuestro Salvador Jesucristo.
El evangelio se centra en Cristo, no en nosotros. Pablo mismo afirma: “Como ven, no andamos predicando acerca de nosotros mismos.
Predicamos que Jesucristo es Señor, y nosotros somos siervos de ustedes por causa de Jesús.” (2 Cor. 4:5). El evangelio es la proclamación de la persona y obra de Cristo, y cómo una persona puede apropiarse de los beneficios de la obra de Cristo sólo por fe.
No decimos que es malo compartir nuestros testimonios personales con quienes no conocen a Cristo, «es importante que los cristianos sean capaces de articular a otras personas cómo y por qué se convirtieron en creyentes; todos deberíamos tener un testimonio preparado, y deberíamos estar dispuestos a compartirlo en cualquier momento, pero no debemos confundir nuestro testimonio personal con el Evangelio; compartir nuestro testimonio personal no es evangelismo.» (R. C. Sproul); pero sí afirmamos que el evangelio de Cristo es infinitamente más importante que nuestra historia de vida.
Si usted va a predicar el evangelio, no necesita de sus propias historias, estudie las Escrituras y allí encontrará lo necesario y lo suficiente.
Categorías