¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE LA PRIMERA Y SEGUNDA VENIDA DE CRISTO?
Para comprender y gozar de las Escrituras, es necesario diferenciar entre la Primera y la Segunda Venida de Cristo.
Su Primera Venida se refiere, naturalmente, a Su nacimiento como bebé en el pesebre de Belén.
La Segunda Venida señala hacia adelante, hacia el tiempo en que volverá a venir.
Los profetas del Antiguo Testamento previeron la venida del Mesías, pero se hallaban confundidos por lo que veían.
El Espíritu de Dios les revelaba que Cristo vendría tanto en humillación como en gloria. El sufriría, derramaría Su sangre, y moriría, pero también triunfaría por encima de todos Sus enemigos.
Ellos no podían conciliar estos hechos. De lo que ellos no se daban cuenta era de que estaban tratando con dos venidas distintas del Mesías, con más de 1900 años entre ambas.
A menudo las dos venidas quedan entre mezcladas en la Biblia, sin que haya indicación alguna de un período de tiempo intercalado entre ambas.
Si aprendemos a detectar estas rápidas transiciones, ello añadirá mucho a nuestro placer y provecho.
He aquí algunos ejemplos. Los primeros veintiún versículos del Salmo 22 se refieren claramente a la Primera Venida; describen los sufrimientos del Salvador sobre la Cruz.
Pero existe una discontinuidad evidente entre los versículos 21 y 22. Los últimos diez versículos del Salmo señalan hacia adelante a la victoria y gloria de la Segunda Venida.
Hallamos también las dos venidas en Isaías 9:6-7:
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su nombre; y se llamará su nombre: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
La venida a Belén queda descrita con las palabras: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado … » Todo el resto del versículo señala hacia adelante, hacia el tiempo en el que Él volverá a reinar en poder y en gran gloria.
Ahora examinemos Isaías 52:14-15:
Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.
Es evidente que el versículo 14 se refiere al Salvador en la Cruz; aquellos que contemplaron la crucifixión quedaron abrumados ante la profundidad de Sus sufrimientos. Quedó tan desfigurado que ya no era más reconocible como hombre.
Pero existe un tremendo contraste con el versículo 15. Cuando el Salvador venga, los hombres se asombrarán ante el resplandor de Su gloria. Las naciones se sorprenderán al ver al humilde forastero de Galilea volviendo como Rey de reyes y Señor de señores.
Uno de los ejemplos más bien conocidos de un pasaje en el que se unen las dos venidas es el de Isaías 61:1-2:
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.
Cuando Jesús estuvo en la sinagoga de Nazaret, Él citó estos versículos (Le. 4:18, 19). Pero es de señalar que Él se detuvo al finalizar las palabras «a predicar el año agradable del Señor». Él no siguió leyendo la expresión que seguía: «y el día de la venganza de nuestro Dios».
¿Por que? Porque Su Primera Venida introdujo el año de la buena voluntad de Jehová. Su Segunda Venida empezará «el día del la venganza de nuestro Dios».
Tenemos una ilustración similar de las dos venidas en el Salmo 34:15-16:
Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos. La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos.
Cuando Pedro cita estos versículos en 1 Pedro 3:12 se detiene justo ante las palabras «para cortar de la tierra la memoria de ellos». Todo el resto de la cita se aplica a la edad en que nosotros vivimos ahora, pero esta expresión final mira hacia la Segunda Venida de Cristo.
El profeta Miqueas predijo que Belén sería el lugar de nacimiento del Mesías (Mi. 5:2):
Pero tú, Belén Éfrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Pero, entonces, Miqueas pasa de repente a la Segunda Venida de Cristo, cuando El será grande hasta los fines de la tierra (Mi. 5:4):
«…y él estará firme, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.»
En Zacarías 9:9 tenemos una evidente predicción de la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén:
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hijo de Jerusalén; he aquí que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.
Pero el siguiente versículo nos lleva hacia adelante, hacia la Segunda Venida, cuando Cristo reinará de mar a mar:
…y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará la paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.
Pero hallamos también en el Nuevo Testamento que, como en el Antiguo, se entremezclan las dos venidas.
Veamos Lucas 1:31-33, por ejemplo:
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; Y él Señor Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre; y su reino no tendrá fin.
El primero de los versículos se cumplió evidentemente cuando Jesús nació (ver Mt. 1:25). Pero los versículos 32 y 33 pasan por alto esta actual Edad de la Iglesia y llegan al tiempo en que Cristo volverá a sentarse sobre el trono de David para reinar sobre la
tierra.
En Lucas 20: 18 existe una velada referencia a las dos venidas:
Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
En la primera parte del versículo, la piedra (Cristo) está en la tierra. Durante Su encarnación los hombres caían sobre Él, y eran quebrantados.
En la segunda mitad del versículo, la piedra desciende desde arriba. Cuando Cristo vuelva, Él va a esparcir a los desobedientes como polvo. Un último y más evidente ejemplo de la combinación de ambas venidas es el que se halla en Hebreos 9:26-28:
De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde la principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado … así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Cristo apareció en una ocasión para quitar el pecado por el sacrificio de Sí mismo; ésta fue Su Primera Venida. Y aparecerá la segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación.
Esto será cuando Él vuelva de nuevo.
Autor: William MacDonald.
Categorías