EL PELIGRO DEL ECUMENISMO
El artículo “Ecumenismo Evangélico – El Precio de la Unidad”, en el Moody Montly de enero 1990 es un artículo muy bueno escrito por Richard Mayhue quien es parte del personal en el Seminario El Maestro en Los Ángeles, California.
Hasta este momento, los evangélicos han estado unidos por su compromiso por la Palabra inerrante de Dios y las doctrinas que tienen origen en la Palabra.
Ahora hay una presión para que nosotros ampliemos nuestro pensamiento y aceptemos otras posiciones. Mayhue escribe:
“Señales, prodigios y milagros sirven como un punto de encuentro principal para la unidad de los protestantes fuera del redil Carismático: Carismáticos, Pentecostales y Católicos Romanos.
Lausanne II este verano pasado dio una plataforma a aquellos que creen que los milagros apostólicos deben preceder al Evangelismo poderoso y contemporáneo…
Los esfuerzos deben incrementarse para descubrir puntos en común y minimizar diferencias bíblicas e históricas entre católicos y Evangélicos”.
Éste es un cambio que he visto y experimentado de primera mano en la iglesia que pastoreo.
En los primeros años de mi ministerio, fue relativamente simple atacar doctrinas Católicas Romanas antibíblicas, pero cuándo hago esto hoy, hay una respuesta significativa de personas que creen que es un acercamiento poco amable e inaceptable.
“No queremos ser conocidos como aquellos que son divisivos y en contra de los demás,” dicen, “No, queremos ser amables y aceptar a los demás”.
Las doctrinas católicas no han cambiado, sin embargo. Son tan ateas y antibíblicas como lo estaban en los días de la Reforma. ¿Qué ha cambiado? ¡La Iglesia Evangélica!
La idea del mundo del ecumenismo –el ecumenismo que los evangélicos se han opuesto con los años –ha comenzado a quebrantar nuestra resistencia al bombardearnos constantemente.
Comenzamos a buscar maneras de compromiso, y el primer paso hacia el compromiso es: “simplemente no decir nada en contra de ello”.
¿Sabe usted cuál es el segundo paso? “Aceptémoslo. Después de todo, ¿no hemos estado predicando en contra de eso, o sí?”
En cualquier momento, estamos sólo a dos pasos de aceptar algo que alguna vez nos opusimos como algo que no era bíblico.
Hemos visto esto en las áreas del matrimonio, el divorcio y la moralidad. Sentimos la presión. Si alguien predica en contra de la homosexualidad: “¡A él le falta el amor!” Si él predica en contra del divorcio: “¡El no comprende las presiones de nuestra sociedad!” Si él predica en contra de la inmoralidad: “¡El no comprende lo que hace la pobreza a una persona!”
Estas excusas no tienen nada que ver con eso. Los asuntos son: ¿Qué es lo que Dios dice que es pecado, y donde está la Iglesia de Jesucristo? Uno bien puede preguntar: “¿No está para algo?” La amenaza del ecumenismo crece mientras la Iglesia se demora.
Hoy también es muy difícil de predicar en contra de las prácticas antibíblicas de los Carismáticos. Yo hice esto hace veinte años, pero ahora es “nada cariñoso”. Es “divisivo”. Es ofensivo. ¿Por qué? Es la verdad, ¿la verdad? ¿Debemos tener miedo de respaldar la verdad? “Oh,” dicen, “no queremos ofender –nosotros no queremos dividir”.
Mayhue llega a una conclusión y estoy de acuerdo:
“La unidad a cualquier nivel que agrada Dios y hace avanzar Su reino no es a expensas de Su Palabra o carácter. Por otra parte, la unidad a expensas de la Palabra de Dios no es una unidad verdadera; la unidad a expensas del carácter de Dios no es una unidad santa”.
La presión a claudicar sólo se incrementará en el futuro. El discernimiento espiritual y la disciplina bíblica se van al frente de la carrera de los imperativos Evangélicos para los años que vienen.
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