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LA IGLESIA Y EL ANTICRISTO NO PUEDEN ESTAR AL MISMO TIEMPO

la iglesia y el anticristo

(Hechos 1: 8) “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

La iglesia fue constituida por Cristo, entre otras cosas, para ser testigo de Él. Para eso los ciento veinte discípulos (Hchs. 1: 13-15) tuvieron que esperar en el aposento alto en Jerusalén hasta que llegaran a ser “bautizados con el Espíritu Santo” y fueran “todos llenos del Espíritu Santo”, cosa que nunca antes había ocurrido, y que fue respuesta a lo que antes, en su cuerpo mortal, Cristo les había prometido:

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16: 7)

Por tanto, dos cosas apreciamos con claridad aquí:

La iglesia, conforme a la promesa de Cristo de llegar a ser (Mt. 16: 18), nació ese día de la fiesta de Pentecostés, al recibir los discípulos el bautismo y la llenura del Espíritu.

Antes de eso, los discípulos debían esperar, quietos, para que una vez fueran investidos de poder de lo alto, ir a ser testigos de Cristo.

La iglesia está en este mundo para que en el Espíritu manifestado en poder que vino en el día de Pentecostés de Hechos 2, ser testigo de Cristo “hasta lo último de la tierra”.

El hecho de ser testigo “hasta lo último de la tierra”, sugiere con claridad un fin de la actividad apostólica (evangelizadora) de la iglesia, cuando el Evangelio haya llegado hasta el último lugar de este planeta, en una conclusión de espacio y tiempo (Ro. 11:25b)

Cuando el último miembro del cuerpo de Cristo sea una realidad, y consecuentemente tal cuerpo quede completo, será ese momento. Eso sólo Dios lo sabe.

Si la iglesia tuvo un comienzo (que lo tuvo), para cumplir con su misión, obviamente deberá tener un fin.

La iglesia llegó a ser, porque no sólo sus miembros eran creyentes en el Mesías, sino porque fueron bautizados y llenos del Espíritu, esto último es la característica principal que la diferencia de los justos del AT.

La Iglesia y el Anticristo no pueden coexistir en este planeta:

Entrados en intentar entender los entresijos del final de los tiempos respecto a la iglesia, y el que se levantará en este mundo antes de la venida gloriosa de Cristo, vemos algo muy interesante en 2 Ts. 2: 7-9;

Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. 8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; 9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

El misterio de la iniquidad, la obra de Satanás cuyo fin es el colocar a su hijo de perdición como cabeza en este mundo, como dios de este mundo, se ha ido gestando poco a poco, y tendrá su cénit con su surgimiento, no obstante, eso no puede de ninguna de las maneras ocurrir, mientras la Iglesia, como tal, esté en la tierra. Lo entendemos así por lo que dice la Escritura, y hemos leído, y analizaremos.

El Espíritu Santo, el mismo que vino para levantar la iglesia en Hechos 2, ha ido deteniendo o frenando el avance de la acción del misterio de la iniquidad (el cual opera, entre otras maneras, desde las regiones superiores, aéreas, donde se hallan las “huestes espirituales de maldad” (Ef. 6: 12). La culminación de dicho misterio, es la proclamación de la Bestia Anticristo (Ap. 13)

“…hasta que él a su vez sea quitado de en medio”: Enfáticamente vemos que el Espíritu Santo, será quitado de en medio, de manera que, en un momento dado, ese Anticristo se pueda manifestar, ya que entonces no será frenado por el poder de Dios.

Ahora bien, si la iglesia lo es, porque un día vino a ser como tal (Hechos 2), porque el Espíritu mora en cada miembro (Juan 14: 17b), pero llegará el día en que ese hecho dejará de ser, como hemos leído, es obvio entonces que la iglesia habrá terminado su cometido, lo cual nos lleva a la conclusión siguiente: así como la iglesia vino a ser, dejará de ser en este mundo. Esto nos habla del arrebatamiento pretribulacional (ver 1 Ts. 4: 13-18; 1 Co. 15: 50-52)

La iglesia transformada, ascenderá a los cielos a recibir al Señor en el aire, con el Espíritu, en Su manifestación de poder.

SOLI DEO GLORIA

Autor: Miguel Rosell Carrillo.

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